sábado, 31 de mayo de 2008

El imperio norteamericano

EL IMPERIO NORTEAMERICANO

Hoy, la mayor potencia mundial es Estados Unidos de América. Este lugar lo consiguió después de la Segunda Guerra Mundial*, pero la forma como logró colocarse en la cima de la economía, del poder militar, diplomático y político sólo puede explicarse si se analiza su historia anterior.

Desde que las Trece Colonias Inglesas de Norteamérica obtuvieron su independencia, pero, sobre todo, desde que comenzó su expansión hacia el oste –a mediados del siglo XIX- Estados Unidos de América ha marchado sin detenerse a la conquista de territorios y mercados y ha incrementado su producción agrícola e industrial, sus niveles de exportación de materias primas, tecnología y capitales y su poderío científico y militar.

El crecimiento interno de Estados Unidos de América se ha visto beneficiado por su política imperialista. A lo largo del siglo XIX, en forma paulatina y bien calculada, fue arrojando a Inglaterra, Francia y España del continente americano y delimitando su área de influencia. Su estrategia ha sido usar los recursos, la agresividad y la confianza en su “destino manifiesto” e intervenir política, militar y económicamente, primero en Latinoamérica y el Caribe, en las islas del Pacífico y Asia oriental y, más tarde, en el resto del planeta.

La esclavitud

En la primera mitad del siglo XIX, oleadas de jóvenes inmigrantes procedentes de Irlanda, Alemania, Escandinavia y Francia llegaron a Estados Unidos de América. La mayor parte de esta población buscaba trabajo, pero también que su credo religioso y su vida en libertad fueran respetados. Se ubicaron en los estados del norte donde, desde 1830, se desarrollaba una intensa actividad industrial. Sin embargo, pronto fueron atraídos por las riquezas del oeste, por sus tierras, sus minas, sus maderas, animales y pieles.

La gran aventura de conquistar el oeste se realizó entre 1843 y 1845. Entonces se organizaron numerosas caravanas de colonos, de las cuales muchas se perdieron y sucumbieron por hambre y otras cayeron en manos de los indios. En 1846 miles de mormones llegaron a Utha y establecieron pequeñas granjas, construyeron canales de riego y se impusieron vigorosos ritmos de trabajos y severas normas de conducta. En 1848 el descubrimiento de oro, plata y de otros yacimientos minerales aceleró la expansión hacia el oeste y desató la conocida fiebre del oro.

La expansión colonial forzó a los indios a renunciar a sus derechos sobre las tierras y aceptar vivir en reservaciones.

Pocos inmigrantes europeos fueron a los estados del sur. Aquí las condiciones de vida eran muy distintas. Predominaban grandes extensiones de tierra en manos de pocos dueños que se dedicaban al cultivo del tabaco, pero, sobre todo, del algodón. El 60% de los esclavos negros trabajaban en esta zona y constantemente se requerían más, pues la demanda de algodón de los grandes telares del norte iba en aumento y los dueños de estas plantaciones controlaban el monopolio mundial de este producto.

En la mayor parte de las plantaciones, los negros cubrían excesivas jornadas de trabajo y sufrían malos tratos por parte de los capataces, quienes también eran negros. Ahí vivían prisioneros y sus hijos nacían igualmente esclavos. Algunas sectas evangélicas habían encontrado la justificación de la esclavitud en la Biblia y habían visto en este sistema la clave de la prosperidad de la nación. Pero desde 1817, un movimiento abolicionista denunció la crueldad de los dueños de esclavos y luchó por acabar con la esclavitud.

En 1820 se estableció el Compromiso de Missouri, por el cual se permitió la esclavitud en los estados al sur del paralelo 36o. Con ello la nación quedó dividida oficialmente en estados esclavistas y antiesclavistas. No obstante, el movimiento abolicionista continuó creciendo y, para 1830, contó con 500 sociedades en el norte.

La existencia de estados antiesclavistas facilitó la huida de los negros del sur al norte. Estos trabajadores se refugiaban en casas de abolicionistas o buscaban emplearse con los empresarios capitalistas. Los amos de los esclavos demandaban enérgicamente su devolución. Para ellos, los esclavos constituían una mercancía que no estaban dispuestos a perder porque habían pagado dinero por ella. El conflicto entre norte y el sur fue severo pero lo que rompió totalmente el equilibro y empezó a encender los ánimos fue la pregunta de si sería permitida o no la esclavitud en los nuevos territorios que la Unión iba adquiriendo.

Napoleón Bonaparte le había vendido Louisiana a Thomas Jefferson (1803). Estados Unidos de América le había comprado La Florida a España (1819).

Los estados ubicados al norte del río Bravo, que pertenecían a México, estaban escasamente poblados y padecían la constante penetración de traficantes norteamericanos. Con la autorización del gobierno mexicano, desde principios del siglo XIX, grupos de colonos norteamericanos se habían instalado en Texas. En 1835 estos colonos se opusieron a la política centralista del presidente mexicano Santa Anna y proclamaron la Independencia de Texas. Santa Anna les declaró la guerra, pero ellos, con ayuda de la Unión, lograron vencerlo. En 1848 se firmó el Tratado de Guadalupe-Hidalgo por el cual México le cedió Texas a Estados Unidos de América con la frontera del Río Bravo, Nuevo México y la Alta California. Con ello, México perdió dos millones de km2.

Inicialmente, a los nuevos territorios conquistados se les prohibió la introducción de la esclavitud, pero más tarde se les dio autonomía para resolver el problema. Los yankees demócratas, que predominaban en el norte, consideraron nocivo para la nación que una mitad fuera libre y la otra esclavista. En cambio, los aristócratas latifundistas del sur argumentaron que sus intereses económicos descansaban en el trabajo esclavo y le pidieron al Congreso volver a permitir el tráfico de esclavos africanos.

El problema de la esclavitud se convirtió en la clave del mantenimiento de la unión política de los estados. En torno a este problema se desarrollaron intensos debates, entre los cuales sobresalió el sostenido entre Frederick Douglas –un antiesclavista hijo de padre blanco y madre negra- y Abraham Lincoln.

La Guerra de Secesión

En 1861 Lincoln fue elegido presidente de Estados Unidos de América. Sus ideas sobre la esclavitud no eran totalmente abolicionistas, pero su deseo de conservar la Unión era su meta más firme. Con Lincoln, los sureños sintieron que sus intereses estaban amenazados e iniciaron un movimiento secesionista o separatista.

El primer estado que empezó la escisión fue Carolina del Sur, seguido por Mississippi, Alabama, Florida, Georgia, Louisiana y Texas. Estos siete formaron los Estados Confederados de América y se propusieron elaborar su propia Constitución. Posteriormente a ellos se sumaron otros estados.

Ese mismo año (1861) estalló la guerra. Mientras en el sur se decía que se luchaba para mantener el país del hombre blanco, en el norte crecía la conciencia de que la secesión constituía un rudo golpe al republicanismo, la libertad y la democracia y, por tanto, había que combatirla.

Los estados Confederados del Sur eran más débiles en hombres, armas y dinero que los del norte. Pese a ello, desplegaron una furiosa resistencia. Los unionistas, en cambio, contaban con armamento moderno y un sentimiento patriótico mayor.

En plena guerra, Lincoln fue reelegido presidente. En esa época era claro que para salvar la unión había que abolir la esclavitud.

En 1865, los confederados entraron en graves problemas. No contaban con el reconocimiento internacional de Inglaterra y Francia, sus puertos estaban bloqueados al comercio y, a pesar de las batallas ganadas por el general Robert Lee, los ataques de los norteños causaban grandes bajas.

La guerra civil concluyó en 1865 a favor de los unionistas. Había provocado la mayor cantidad de muertos registrada en toda la historia de Estados Unidos de América, incluyendo las posteriores dos guerras mundiales, la guerra de Corea y la de Vietnam.

El sur y el oeste quedaron devastados, las carreteras, caminos y puentes destrozados y la población desmoralizada. Durante los siguientes 20 años, las cosechas de algodón y tabaco fueron muy escasas. En cambio, en el norte, el proceso industrial no se detuvo. La guerra había activado la economía y había traído prosperidad.

Alrededor de cuatro millones de negros alcanzaron la libertad y se lanzaron a las ciudades a buscar un nuevo futuro. Sin embargo, la población negra carecía de propiedades, dinero y formación escolar, lo cual la colocó en desventaja. Pocos negros consiguieron tierras o lograron instalar su propio negocio. Otros se hicieron obreros de las minas de carbón, las fundiciones de acero y las fábricas de tabaco. La mayoría regresó a las plantaciones para realizar los mismos trabajos, pero ahora en calidad de hombres libres.

Las constituciones de los Estados extendieron los derechos civiles –como la posibilidad de votar y ser votados- a los negros. No obstante, la integración de la población negra en Estados Unidos de América constituiría un problema endémico. Sociedades secretas como el Ku Klux Klan (el “imperio Invencible del Sur”) y otros grupos racistas usaron –desde entonces y hasta nuestros días- el terror y la violencia para impedir que los negros participaran en política y para que la supremacía blanca se mantuviera.

La revolución económica

Los norteamericanos tomaron de Inglaterra los primeros descubrimientos técnicos, pero les añadieron sus propias ideas y los adaptaron a sus necesidades.

Después de la independencia, Estados Unidos de América había dependido de Inglaterra porque era su mayor compradora de materias primas y de ella recibía préstamos y productos manufacturados. Esta situación se superó pronto debido al espíritu de empresa y la inventiva norteamericana. Las máquinas textiles heredadas de la tecnología inglesa se mejoraron, se construyeron máquinas y barcos de vapor, máquinas de coser, relojes, bicicletas, máquinas de escribir y se inventó el telégrafo.

Durante la Guerra de Secesión la industria del norte creció y se diversificó. La Unión mantuvo abiertas sus rutas marítimas con los mercados extranjeros, nació una nueva clase de especuladores, se crearon grandes fortunas y se estimuló la producción sobre todo la que estaba al servicio de la guerra, como uniformes, lámparas de queroseno, leche condensada y carne seca. También se hicieron los primeros experimentos para enlatar verduras.

Dos de los grandes secretos de la industria norteamericana fueron la producción en serie y la invención de piezas estándar. La producción en serie –basada en una desarrollada división del trabajo y en la cuidadosa programación de la producción en cada una de sus etapas- aumentó considerablemente el arsenal de mercancía. La fabricación y uso de piezas estándar o intercambiables permitió el rápido montaje y reparación de las máquinas.

Simultánea a esta revolución industrial, se dio una revolución agrícola. La colonización del oeste había permitido la instalación de granjas y la introducción de técnicas modernas para la producción de cereales, sobre todo de trigo.

Las reservaciones de los indios constituían un estorbo a la expansión, de modo que la guerra contra ellos se intensificó. Las matanzas de pieles rojas, sioux, cheyennes, navajos y apaches provocaron represalias de éstos contra los blancos en los llanos y las montañas.

Sin embargo, los ambiciosos mineros y colonizadores, así como los constructores de las grandes redes de ferrocarriles transcontinentales que unirían el Atlántico con el Pacífico, terminaron imponiéndose y lograron el casi completo exterminio de la población india.

La espectacular expansión territorial, el crecimiento de la población y el desarrollo de la economía norteamericana respondió el carácter ambicioso de sus hombres para quienes ni la Naturaleza ni otros pueblos podían ser obstáculos.


PREGUNTAS DE COMPRENSIÓN.

1. Según varias afirmaciones a través de todo el texto, ¿cómo es qué Estados Unidos alcanzó un poderío mundial?

2. ¿Cuáles eran las diferencias entre los estados del sur y los estados del norte en Estados Unidos durante el siglo XIX?

3. ¿Cuándo Estados Unidos quedó separad oficialmente en los estados del sur y los del norte?

4. ¿Cómo es que Texas, un territorio originalmente mexicano, pasó a manos de los estadounidenses? ¿Qué presiente mexicano estuvo involucrado en esto?

5. Según el texto ¿quiénes fueron las dos minorías que han sido afectadas durante la historia de los Estados Unidos de América?

6. ¿Estas minorías, actualmente, ya no son perseguidas? Justifica y desarrolla

7. ¿Abraham Lincoln tenía cómo meta acabar con la esclavitud?

8. ¿Cómo se dio la revolución económica, mencionada en el texto, en los Estados Unidos?

Actividades

1. Investiga sobre la separación del estado de Texas de México. Resume la información y anótala.

2. Investiga qué es la Doctrina Monroe y anótalo con tus propias palabras. (no olvides citar fuentes)

3. Investiga qué es el Destino Manifiesto y anótalo con tus propias palabras.

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