sábado, 26 de julio de 2008

Europa después de la guerra, parte II

La revolución científica y tecnológica.
En los primeros años del siglo XX, también en el terreno de la ciencia y la tecnología se operó una revolución. Por una parte, el desarrollo de las Matemáticas dio la posibilidad de aumentar la exactitud y precisión de los resultados experimentales. Con ello, los distintos aparatos de medición, como telescopios, microscopios, balanzas, relojes, termómetros, así como el control de la luz y el sonido, las temperaturas y presiones se perfeccionaron. Por otro lado, se creó una nueva física para describir los fenómenos atómicos y subatómicos.
Entre 1905 y 1920, Albert Einstein formuló un conjunto de teorías que abrieron el camino de la Física nuclear. Su Teoría de la relatividad del tiempo modificó la newtoniana de la gravitación universal. Esta teoría la amplió y aplico en la cosmología. Más adelante, enunció la ley de los efectos fotoeléctricos y verificó la teoría de los cuantos de Pllanck. Posteriormente, construyó la Teoría del campo unificado, que agrupó los fenómenos eléctricos y los de la gravitación.
En la genética, los estudios sobre la herencia –dados a conocer por el monje austriaco Gregor Mendel en 1866- fueron redescubiertos en 1900. Estos estudios, junto con el perfeccionamiento del microscopio, permitieron ver pequeños filamentos (cromosomas) que contenían el material hereditario: genes. Se detectó que, aparentemente, la herencia dependía de una sustancia química llamada ácido nucleico.
Entre 1914 y 1945, los medios de comunicación adquirieron gran importancia. Aunque el acceso a los periódicos no llegó a ser masivo y se redujo a un público instruido, la prensa tuvo gran influencia entre la gente como medio de información, de análisis, de problemas políticos y de difusión.
Pronto, cada vez más personas –incluso los pobres- pudieron adquirir aparatos de radio. La radio se descubrió como uno de los medios de propaganda y publicidad más eficaces. Su presencia se hizo cotidiana y fue usada tanto por las empresas comerciales como por los políticos.
Las primeras estaciones de radio aparecieron en Estados Unidos de América, en 1908. en los años veinte, éstas se multiplicaron y nacieron las primeras grandes cadenas, como la NBC y la CBS. En 1922, los bolcheviques crearon Radio Moscú y, en los treinta, Hitler empleó la radiodifusión como el medio más importante de control de la población y difusión de su ideología.

La agitación revolucionaria.
Mientras en las artes, las humanidades y las ciencias exactas se generaban cambios, así como ricos y creativos debates, las posiciones políticas se extremaban: las masas hacían presente su inconformidad.
Para muchos obreros, dirigentes e intelectuales socialistas, las potencias imperiales habían llevado a la sociedad por el camino del fracaso y la destrucción. Se ponía énfasis en que los muertos de la Primera Guerra Mundial no habían sido los gobernantes ni los burgueses sino las masas de los soldados, trabajadores y campesinos. Esto, sumado a los problemas económicos de la posguerra, a los altos índices de desempleo y al éxito de la Revolución Rusa de octubre, impulsó el crecimiento de las organizaciones sindicales y la fe en la revolución mundial.
Entre 1920 y 1926, los Estados europeos occidentales se enfrentaron a los líderes obreros, quienes movilizaron grandes contingentes y reclamaron la toma del poder político. En distintas partes estallaron huelgas generales. En Francia, la Confederación General del Trabajo organizó varios movimientos de protesta que fueron apaciguados con la concesión de algunas demandas obreras. En España e Italia ocurrieron fenómenos similares.
En Inglaterra, los mineros del carbón –que eran uno de los grupos en peores condiciones salariales y con jornadas laborales más largas – iniciaron un movimiento de huelga que tenía la finalidad de integrar al resto de los trabajadores y detener la producción industrial. En 1926, el Trade Union Congreso los apoyó y estalló una impresionante huelga general. En las industrias de ferrocarriles, muelles, imprenta, gas y electricidad, construcción, hierro, acero y química el paro fue casi total.
A pesar de la paralización del país, el gobierno fue duro. Organizó a voluntarios para sustituir a los huelguistas (esquiroles), no aceptó las demandas obreras y amenazó con declarar ilegales las acciones e imponer el orden por la fuerza. El Trade Union Congress tuvo que ceder y suspender la huelga.
El gobierno inglés realizó cambios en la legislación laboral con el fin de evitar que la situación se repitiera en el futuro. Los obreros consideraron que sólo mediante la acción parlamentaria podría alcanzar sus metas. A partir de entonces, le dieron un mayor apoyo al Partido Laborista, el cual, en 1929, ganó las elecciones. Ese mismo año empezó la gran depresión mundial y el gobierno del Partido Laborista tuvo que enfrentar problemas financieros, la caída en la producción y exportación de mercancías y un desempleo sin precedentes.

RESPONDE LAS SIGUIENTES PREGUNTAS.
1. ¿Por qué decimos que hay una revolución científica en los primeros años del siglo XX?
2. ¿Qué teorías importantes desarrolló Albert Einstein?
3. ¿Qué pasó con la genética y quién la desarrolló?
4. ¿Qué medio de comunicación tuvo influencia entre la gente instruida?
5. ¿Dónde aparecieron las primeras estaciones de radio?
6. ¿Qué hizo Hitler con la radio? ¿Crees que actualmente los gobiernos y demás instituciones siguen manipulando la información?
7. ¿Qué pasó con las masas después de la primera guerra mundial?
8. ¿Qué pasó con los líderes obreros?

sábado, 19 de julio de 2008

Europa después de la guerra

Además de la pérdida de vidas humanas, que alcanzó alrededor del 20% de la población económicamente activa de Rusia, Alemania y Francia, al finalizar la Primera Guerra Mundial, Europa estaba desmoralizada y destrozada materialmente. Como mecanismo de defensa, la conciencia de toda esta miseria trató de reprimirse con un ánimo de euforia y balie permanente. Sin embargo, detrás de los escenarios y las pistas de los centros nocturnos, donde la gente trataba de olvidar el pasado y evadir las condiciones presentes, el militarismo, el nacionalismo e imperialismo se fortalecían, la crisis del capitalismo y la democracia se agudizaban y el comunismo y la fe en la revolución social se ampliaban.
Las masas se convirtieron en los primeros actores de la vida social. Fueron necesarias para apoyar y legitimar las grandes ideologías de la época. Numerosos estudios se preguntaron qué significaba su presencia. ¿Significaba que las masas someterían a juicio las tradicionales fuentes y figuras de autoridad?, ¿Qué se impondrían formas de pensamiento únicas y homogéneas? ¿qué reinaría el caos y se retornaría a la ignorancia y a formas primitivas de convivencia social? ¿O significaba que al fin la justicia sería universal, que todos los hombres determinarían sus formas de gobierno, que la igualdad económica pronto se impondría?

Los locos años veinte
En los primeros meses de la posguerra, se registró una crisis de la producción de alimentos y de bienes de primera necesidad. Faltaban materias primas y abonos, los equipos para el cultivo y la maquinaria de las fábricas se encontraban deteriorados y los transportes desorganizados.
A pesar de las dificultades, en los años veinte o los locos veinte, se emprendieron tareas de reconstrucción que dieron un pequeño respiro a la economía. La mayor parte de los europeos sintieron un ferviente deseo de olvidar la catástrofe y comenzar de nuevo.
El gusto por los excesos y las modas se disparó. Las ciudades europeas crecieron y ofrecieron más deportes, espectáculos y diversión, sobre todo para la burguesía, cuyos problemas de sobrevivencia no eran tan graves como los de los obreros y los campesinos. Los cafés, los cabarets y los salones de baile se convirtieron en centros de reunión. Aquí, las mujeres encontraron un espacio para la liberación. El tabaco, el alcohol y los nuevos ritmos, como el jazz, el foxtrot, el charlestón y el tango, ayudaban a borrar los malos recuerdos.

La revolución cultural.
En contraste con la frivolidad, la evasión y el conformismo de los alegres años veinte, la Gran Guerra generó muchos y muy diversos movimientos artísticos e intelectuales. Unos pensadores asumieron una actitud rebelde frente a los valores tradicionales y desarrollaron críticas profundas del sistema capitalista y del mundo burgués. Otros se dedicaron a cuestionar los efectos de la cultura moderna que había convertido a los seres humanos en instrumentos al servicio de la técnica. Hubo quienes se refugiaron en el cinismo o propusieron solamente trastocar lo establecido, escandalizar, burlarse de los usos y las costumbres, hacer bromas pesadas, “reírse en los entierros y llorar en las bodas”.
Algunos intelectuales consideraron que la civilización occidental había entrado en una fase de decadencia. Para ellos, éste era el resultado del excesivo positivismo y materialismo y del abandono de la espiritualidad. Los principios democráticos y liberales heredados en el siglo XVIII por la Ilustración fueron considerados por muchos como obsoletos e inoperantes.
Loa artistas de vanguardia, pertenecientes a movimientos como el expresionismo, dadaísmo, surrealismo y cubismo, rechazaron el realismo y las reglas clásicas, y mostraron su deseo de expresar los conflictos individuales y sociales que se vivían.
Una de las obras que mayores repercusiones tuvo en el arte, la filosofía y las ciencias fue la de Sigmund Freud. Freud planteó que la parte consciente y racional de la mente era sólo una manifestación de los seres humanos. Para conocer la mecánica profunda de la mente humana, había que incursionar en la parte inconsciente y emocional. Para él, la única posibilidad de resolver los conflictos personales era hacerlos conscientes.
La psicología había utilizado la hipnosis y la cocaína para el tratamiento de los desórdenes mentales. Freud los sustituyó por el psicoanálisis, una técnica que le permitía a sus pacientes exponer sus ideas incoscientes, sus sentimientos, traumas y fantasías infantiles.
La obra de Freud generó grandes debates, sobre todo por la resistencia de muchos científicos e intelectuales a aaceptar su tesis sobre la importancia de la vida sexual en la formación del carácter y la personalidad humanas, y por sus críticas a la religión y a la cultura burguesa.

ACTIVIDADES
1.¿Por qué crees que se les llama “locos” a los años 20s?
2.Investiga:
•Qué es el dadaísmo y quién fue Tristán Tzara (transcribe un poema de Tzara)
•Qué es el cubismo y quién fue Picasso (menciona una obra de Picasso)
•Qué es el surrealismo y un ejemplo de obra surrealista.
•Qué es el cubismo y un ejemplo de una obra cubista.
3.En tu opinión ¿para qué estudiamos el arte? ¿es importante hacerlo? ¿por qué?

sábado, 12 de julio de 2008

La revolución rusa

A principios del siglo XX, Rusia era un gran imperio que abarcaba desde las fronteras de Japón hasta las de Alemania. Su población era fundamentalmente campesina y analfabeta (el 80%).
Aunque, a partir de 1861, los campesinos rusos habían sido liberados de la servidumbre, todavía la nobleza terrateniente conservaba privilegios y se mantenían formas feudales de propiedad y dominio. La producción agrícola estaba poco tecnificada y sus rendimientos eran insuficientes.
El proceso de industrialización había sido dirigido por el Estado, el cual había promovido las inversiones extranjeras, la construcción de redes ferroviarias y de industrias pesadas. No obstante, la industrialización era incipiente, la burguesía era un grupo social muy reducido y había pocos obreros.
A pesar de todo, en Rusia se habían formado partidos políticos y organizaciones revolucionarias liberales, socialdemócratas y de socialistas revolucionarios, en las que intelectuales, obreros y una minoría de pequeños burgueses buscaban derrocar al zar Nicolás II Romanov. La idea de una revolución social iba cundiendo entre los pobres desempleados, los obreros y campesinos, quienes abrigaban grandes esperanzas: pan, mejores salarios y tierras.

La revolución de 1905
Como se recordará, los rusos se habían ido apoderando de gran parte de China, lo cual estorbaba las intenciones imperialistas de los norteamericanos, ingleses y japoneses. La situación de debilidad política en la que se encontraba Rusia hacia 1904 hizo que Japón viera la oportunidad de expulsarla para conquistar China y Corea.
En 1904, consciente de su superioridad militar y aprovechando la gran distancia que separaba a la capital de Rusia de los centros de combate, los japoneses realizaron una campaña bélica rápida y activa. Tomaron Port Arthur, ocuparon Corea y avanzaron sobre Manchuria. La anticuada flota rusa fue destruida por ellos. El zar, conmocionado por las derrotas militares y los movimientos revolucionarios que estallaban en ese momento en su territorio, pidió la paz. Estados Unidos de América e Inglaterra apoyaron esta decisión, pero vieron en los avances nipones un peligro, pues su triunfo garantizaba su preponderante influencia en el Extremo Oriente y posibilitaba el futuro desarrollo de su imperialismo en el Pacífico.
La guerra ruso-japonesa puso al borde el desastre al régimen zarista, el cual tuvo que pedir préstamos a Francia e Inglaterra.
En la frontera rusa con la Europa occidental se ubicaban cuatro importantes ciudades con un estilo europeo de vida y un escaso desarrollo industrial. Estas ciudades eran San Petersburgo, Moscú, Kiev y Odessa. Alrededor de ellas vivían pequeños propietarios, granjeros o arrendatarios. Los grupos educados de la población se dividían en occidentalizantes y eslavófilos. Los primero querían que Rusia adoptara plenamente el modelo capitalista e introdujera el parlamentarismo y el laicismo. Los segundo querían preservar la religión ortodoxa y la cultura campesina y tradicional.
En los años 1905-1906, en Rusia ocurrió una primera revolución que demandó la adopción de reformas democráticas. Este movimiento hizo tambalear al imperio. La crisis empezó cuando el ejército zarista disparó contra unos manifestantes que querían entrevistarse con el zar. A este día se le conoció como el Domingo sangriento. Este acontecimiento desató huelgas y revueltas populares en toda Rusia. Entre ellas destacó el motín de la tripulación del acorazado Potemkin, en Odessa.
Los bolcheviques decidieron participar en esta revolución que calificaron como democrático-burguesa para después tratar de transformarla en una revolución socialista con el apoyo de las masas campesinas. Además formaron consejos municipales y obreros locales: los soviets.
Ante el descontento general, el zar prometió formar una Duma o parlamento con funciones legislativas, respetar los derechos humanos y promulgar una Constitución. Se efectuaron algunas reformas agrarias: se repartieron tierras, se creó la pequeña propiedad campesina (kulaks) y comenzaron proyectos de colonización con los cuales se formó un incipiente proletariado agrícola.
Entre 1907 y 1912, la Duma regresó a su orientación autocrática- con apoyo de la policía-, y los líderes socialistas y sindicalistas fueron perseguidos. Pese a todo, el zar Nicolás II logró mantener la paz y emprendió proyectos de desarrollo industrial que permitieron una mejor situación económica.
Entretanto, la influencia de los partidos políticos en Rusia creció. Los más importantes eran el Partido Constitucional Demócrata que deseaba la implantación de una monarquía constitucional, el Partido Social Revolucionario de inspiración campesina y el Partido Socialdemócrata que seguía los principios revolucionarios marxistas. Algunos de sus miembros vivían en células clandestinas o en el exilio.
En el partido Socialdemócrata ruso habían surgido discusiones en torno a las ideas políticas de Marx. Éste había señalado que el advenimiento del socialismo se daría en los países capitalistas desarrollados, donde hubiera una clase obrera numerosa, preparada y consciente del significado de la lucha revolucionaria.
Las discusiones habían llevado a los socialdemócratas rusos a dividirse en dos grupos. Por un lado, los bolcheviques, seguidores de Vladimir Ilich Ulianov Lenin, eran radicales que estaban a favor de la voluntad del pueblo, pretendían la total transformación de la sociedad y la toma del poder político por el proletariado y los campesinos. Por otro lado, los mencheviques buscaban establecer primero la democracia parlamenteria, vinculándose más a la pequeña burguesía, en espera de la formación de un proletariado industrial revolucionario.

Lenin y la revolución bolchevique.
Los partidos socialdemócratas europeos habían advertido a sus miembros que la guerra tenía finalidades exclusivamente económicas que sólo beneficiarían a la gran burguesía y los Estados imperialistas. En 1916, cuando la Primera Guerra Mundial entró en una especie de parálisis, la hostilidad y las matanzas parecían confirmar la advertencia socialista de que el conflicto no le generaría ninguna ventaja a las grandes masas de la sociedad.
Rusia había movilizado a 13 millones de hombres y, para 1916, había sufrido dos millones de bajas y 4.5 millones de heridos. A causa de la guerra, la producción agrícola e industrial se había detenido. Las zonas rurales padecían escasez de alimentos. El inicial patriotismo con el que los soldados-campesinos rusos habían participado en la guerra había decaído y los desertores se multiplicaban. Cuando el ejército ruso estaba a punto de ser derrotado por el alemán, el régimen zarista se derrumbó.
En marzo de 1917 surgieron numerosos movimientos de protesta contra la falta de alimentos, la guerra y el autoritarismo del zar. Los obreros revolucionarios de Petrogrado llamaron a la huelga general. El zar ordenó a sus tropas someter por la fuerza a los rebeldes pero los soldados se negaron a disparar contra una multitud de mujeres trabajadoras y obreros industriales que pedían pan. Varios cuerpos del ejército se unieron a los manifestantes. Ante tal acto de desobediencia militar, el zar abdicó.
Se formó el Soviet de obreros y soldados de Petrogrado, el cual presionó a la Duma para instalar un gobierno provisional. Éste quedó conformado por demócratas constitucionales bajo la dirección del príncipe Lvov, quien llamó a Alexander Kerensky –el vicepresidente del Soviet de Petrogrado- a colaborar en su gobierno.
Se quería instaurar una república o monarquía parlamentaria según el modelo francés o inglés. Por ello, sus primeras medidas fueron declarar la libertad de prensa, reunión, asociación y huelga, conceder la amnistía general, y realizar elecciones de los miembros de la Asamblea Constituyente.
Espontáneamente, los soviets se multiplicaron y nuevamente se registraron levantamientos populares, inicialmente desordenados. El gobierno provisional no entendió las demandas populares o no supo cómo enfrentar los movimientos que se organizaban en su contra. Tampoco tenía una solución para el problema de la guerra.
La inestable situación política y las demandas de los trabajadores motivaron a muchos empresarios rusos y extranjeros a cerrar sus fábricas y comercios. Los campesinos, organizados también en soviets, ocuparon las tierras que abandonaba la nobleza terrateniente y se apoderaron de los graneros y los almacenes de madera.
El Soviet de Petrogrado tomó el mando de las fuerzas armadas y le disputó el poder político al gobierno provisional.
Por el aumento de las tendencias radicales, socialistas moderados y liberales formaron un nuevo gobierno provisional al frente del cual se colocó Kerensky. Sin embargo, éste fracasó debido a su empeño por continuar participando en la guerra, su negativa a distribuir tierras entre los campesinos y su decisión de aplazar las elecciones para conformar la Asamblea Constituyente.
En la primavera de 1917, el mariscal Lundendorff ayudó al principal líder de los bolcheviques, Vladimir Lenin, a trasladarse de su exilio en Suiza a Petrogrado. Los militares alemanes pensaban que con su presencia en Rusia se profundizaría el caos, lo cual sería muy conveniente a sus intereses.
A la llegada a Petrogrado, Lenin dio a conocer sus Tesis de abril, en las cuales propuso llevar adelante la revolución socialista consistente en darle todo el poder a los soviets, constituir una República de Soviets y nacionalizar la banca y la propiedad privada.
A pesar de ser menos numerosos que sus opositores mencheviques, los bolcheviques incrementaron su apoyo popular y finalmente los soviets –tras un intento de golpe de estado y un breve exilio de Lenin en Finlandia –sustituyeron al gobierno provisional.
Los revolucionarios bolcheviques tomaron el poder en octubre de 1917. se apoderaron por sorpresa del Palacio de Invierno, de los principales edificios públicos, del correo y la radio e hicieron que los diputados de la Duma se rindieran. En su lugar se fundó el Politburó del Partido Bolchevique con Lenin como presidente y Trotski, Stalin y Kamanev como sus colaboradores más cercanos.
A pesar de la fuerza popular que habían ganado los bolcheviques gracias al lema paz, pan y tierra, en enero de 1918 los mencheviques ganaron las elecciones que se celebraron en la Asamblea Constituyente. Sin embargo, la Asamblea fue clausurada por los bolcheviques con apoyo de las guardias rojas.
En los meses siguientes se dieron decretos para expropiar sin indemnización a los grandes terratenientes, respetar la libre autodeterminación de los pueblos que componían Rusia y para realizar nuevas elecciones a la Asamblea Constituyente. También empezaron las negociaciones para la paz.
Lenin creía que la revolución socialista podría extenderse al mundo entero. Aunque Rusia fue aislada por las potencias, la influencia de la Revolución de octubre fue enorme. Para el periodista norteamericano John Reed, quien había presenciado los acontecimientos, fueron diez días que estremecieron al mundo. El triunfo bolchevique y la toma del poder por el proletariado se difundieron por todas partes.

El “comunismo de guerra”
Considerando que la guerra tenía un carácter imperialista, los bolcheviques se retiraron de ella y a principios de 1918 firmaron la Paz de Brest-Litovsk.
Según este acuerdo, Rusia renunció a cualquier reclamación sobre Finlandia, las provincias bálitcas, Polonia y gran parte del Cáucaso y le cedió privilegios a la industria alemana establecida. Con la firma de la paz, los territorios que perdió Rusia fueron tres veces mayores que Alemania, incluían a un cuarto de su población total, una parte de su industria y las tres cuartas partes de sus reservas de hierro y carbón.
Las condiciones impuestas por Alemania y su aceptación por parte de los bolcheviques desataron una guerra civil y la intervención extranjera. Esto, sumado al caos económico y a la ausencia del respaldo socialista internacional que Lenin esperaba, propició que los bolcheviques adoptaran medidas de terror masivo por todo el país, como ejecuciones y detenciones contra los enemigos de la revolución.
Los burgueses y lumpenproletarios opositores fueron llevados a campos de concentración para ser reeducados. El zar Nicolás II junto con toda su familia fueron fusilados.
Los grupos antibolcheviques blancos, dirigidos por generales ex zaristas, intentaron restaurar el antiguo régimen, pero el ejército rojo, comandado por León Trotski y apoyado por los campesinos, los detuvo. En un año, Trotski entró victorioso a Petrogrado, Moscú y el Volga. Tampoco la intervención de tropas inglesas, francesas y japonesas resultó efectiva.
La Revolución de octubre les permitió a los bolcheviques organizarse en un Partido Comunista fuerte, disciplinado y centralizado que no admitió más que una sola tendencia, así como la conservación de la unidad de las distintas nacionalidades en un solo estado.
Lenin impuso la política del comunismo de guerra, que consistió en nacionalizar tierras, la industria y el comercio e implantar el racionamiento de los alimentos.
Los bancos fueron sustituidos por un sistema de trueque. Las propiedades de la Iglesia ortodoxa fueron confiscadas, aunque las iglesias permanecieron abiertas.
Un marxismo reducido y simplificado por el mismo Lenin se tomó como nueva religión. Por todo el mundo se organizaron partidos comunistas, movimientos campesinos y organizaciones obreras que tomaron como modelo los soviets.
A muchos socialistas, el modelo de partido comunista impuesto por Lenin no los convenció. Lenin retomaba la idea de Augusto Blanque de que una elite de revolucionarios profesionales o vanguardia revolucionaria debía constituir el núcleo dirigente de unas masas sometidas que debían apoyarlo.
A los partidos que se negaron a adoptar este modelo se les acusó de oportunistas y se les impidió tomar parte en la III Internacional, que sería controlada por los bolcheviques.
Con toda la movilización socialista de fines del siglo XIX, y ahora con la Revolución Rusa, una vez concluida la Primera Guerra Mundial, los Estados europeos se vieron obligados a aplicar un conjunto de reformas sociales que colmaran las demandas populares.
No obstante, el movimiento socialista europeo quedó dividido en dos secciones: una de socialdemócratas anticomunistas moderados y otra de comunistas disciplinados a la línea de Moscú.

ACTIVIDADES
Contesta las siguientes preguntas:
1.¿Cuál crees que sea la relación entre el 80% de la población rusa, a principios del siglo XX, era campesina y analfabeta con la revolución social que crearon?
2.¿Por qué la guerra ruso-japonesa puso al borde del desastre al régimen zarista?
3.¿Quiénes son los occidentalizantes y quienes los eslavófilos?
4. ¿A qué se le conoce como el domingo sangriento?
5.¿Qué son los soviets?
6.¿Qué es la Duma?
7.¿Cuáles fueron los partidos más importantes en Rusia a principios de siglo?
8.¿Cuál es el partido que discutía sobre las tesis de Marx y qué ocasionó dicha discusión?
9.¿A quiénes seguían los bolcheviques?
10.¿Qué buscaban los mencheviques?
11.¿Qué pasó en marzo de 1917?
12.¿Por qué muchos empresarios rusos y extranjeros empezaron a cerrar sus fábricas y comercios?
13.¿Qué pasó con las tierras que abandonó la nobleza terrateniente?
14.¿Qué son las Tesis de abril y quién las propuso?
15.¿Cuál era el lema de los bolcheviques?
16.¿Por qué los bolcheviques se retiraron de la primera guerra mundial?
17.¿Por qué los bolcheviques adoptaron medidas de terror masivo por todo el país?
18.Los grupos antibolcheviques blancos intentaron restaurar el régimen zarista, ¿lo lograron?
19.¿Qué les permitió la Revolución de octubre a los bolcheviques?
20.¿Qué es el comunismo de guerra?

domingo, 6 de julio de 2008

CONSECUENCIAS DE LA GRAN GUERRA

La Revolución Rusa (la cuál fue el motivo por el que Rusia salió de la Primera Guerra Mundial y que veremos la próxima semana) significó el inicio de la ruptura del mundo en dos proyectos: el comunista y el capitalista. Significó también que en muchas partes se creyera que el viejo sueño socialista de acabar con la explotación, la injusticia y la desigualdad se había realizado.
Al tiempo que los rusos abandonaban la guerra entraban los norteamericanos. Con la participación de Estados Unidos de América, el conflicto dio un giro fundamental a favor de los aliados. Finalmente, en noviembre de 1918, Alemania capituló.
Meses después se trataron de establecer las bases de la paz con la creación de la Sociedad de Naciones. Con el Tratado de Versalles se le impuso a Alemania el pago de las reparaciones y su sometimiento a condicione que significaron la pérdida de su poder.
La paz sería precaria. Una Europa destrozada y desmoralizada era el presagio de que los malos tiempos proseguirían. Alemania no aceptaría su derrota. La idea de que el pueblo alemán había sufrido una gran humillación se cultivaría en los años posteriores. El nacionalismo subiría de tono y se buscaría la venganza.

La participación norteamericana en la guerra
El anunció alemán de la reanudación de la guerra submarina indiscriminada condujo a Estados Unidos de América a romper relaciones diplomáticas con Alemania en febrero de 1917. Pocas semanas después se dio a conocer el Telegrama Zimmermann, en el cual, a cambio de su participación en la guerra contra Estados Unidos de América, Alemania le prometía a México recuperar los territorios que había perdido en 1848 y que se habían anexionado a aquel país. Esto fue entendido por el Senado norteamericano como una amenaza más a su seguridad. Acto seguido decidió declararle la guerra a Alemania y más tarde a Austria-Hungría.
El 8 de enero de 1918, el presidente norteamericano Woodrow Wilson propuso un texto de Catorce Puntos como base para la futura paz mundial. En ellos se pedía:
• La abolición de la diplomacia secreta.
• La libertad de navegación en todos los mares.
• Un intercambio mundial de mercancías sin obstáculos.
• Reducir la producción de armamentos.
• Satisfacer las “justas pretensiones coloniales”.
• Evacuar el área rusa invadida por los imperios centrales.
• Crear un Estado polaco independiente con la seguridad del libre y seguro acceso al mar Báltico.
• Restablecer la soberanía de Bélgica.
• Restituirle a Francia los territorios de Alascia y Lorena.
• Reajustar las fronteras italianas
• Darle oportunidad a los pueblos austro-húngaros para su independencia y desarrollo autónomo.
• Evacuar Rumania, Serbia y Montenegro.
• Permitir la independencia de Turquía y la de los pueblos no turcos del Imperio Otomano.
• Fundar una Sociedad de Naciones que asegurara la paz mundial.

En espera de su total rendición, no se decía nada de Alemania. Los vencedores coincidían en que esta nación tenía que pagar los costos de la guerra y desmantelar sus arsenales militares.
En septiembre de 1918, Hindenburg y Lundendorff le comunicaron al káiser Guillermo II que los ejércitos de los imperios centrales ya no podían continuar la lucha y que era necesario solicitar el armisticio y la paz. Sin embargo, Alemania trató de buscar, por todos los medios, mejores condiciones que las que el presidente Wilson demandaba. La capitulación alemana se atrasó y se dio hasta el 11 de noviembre de 1918. Ese día concluyó la guerra.

La paz de Versalles y la Sociedad de las Naciones.
El 18 de enero de 1919 en París, empezaron las conferencias de paz. Participaron las 32 naciones ganadoras y no se permitió la asistencia de los representantes de las vencidas. En estas reuniones, los Catorce Puntos de Wilson pasaron a un segundo plano en virtud de que existían tratados secretos previos entre distintas naciones y, sobre todo, un acuerdo sobre el reparto mundial entre los aliados.
No obstante, se llegó a dos decisiones básicas: la creación de la Sociedad de Naciones con el fin de evitar una nueva guerra y la celebración de tratados de paz con cada uno de los países vencidos.
La Sociedad de Naciones se constituyó como un foro internacional cuya finalidad sería la preservación de la paz. En él se dirimirían y resolverían las disputas territoriales de manera pacífica y democrática. Se esperaba que Alemania y Rusia, que habían quedado asiladas, se incorporaran al concierto de las naciones y que se alcanzara el desarme mundial.
El 28 de junio de 1919 se firmó el Tratado de Versalles. En él se le impusieron duras condiciones a Alemania por considerarla responsable de la guerra junto con sus aliados.
Alemania debía:
• Ceder todas sus colonias africanas, sus islas del Pacífico y sus concesiones comerciales y militares en China.
• Renunciar a muchas de las concesiones territoriales y comerciales que le había otorgado Rusia a través de la paz de Brest-Litvosk
• Regresarle a Francia los territorios de Alsacia y Lorena, que le había quitado con la Guerra franco-prusiana, y a Dinamarca el ducado de Schleswig.
• Crear un “corredor polaco” en territorios donde la mayoría de la población se considerara alemana.
• Permitir la ocupación de los aliados de una parte de su territorio en occidente.
• Entregar ganado, carbón, locomotoras y una parte importante de su flota.
• Entregar a los criminales de guerra.

Además, se le prohibió contar con fuerza aérea y se le obligó a reducir su ejército al mínimo. Guillermo II sería juzgado por un tribunal internacional. El costo de las reparaciones por daños ocasionados durante la guerra se fijó en una cantidad enorme. Por otra parte, el Tratado de Versalles estableció el estatuto y funcionamiento de la Sociedad de Naciones.
Alemania consideró humillantes e injustas las reclamaciones impuestas. Por esta razón, entre la población se empezó a alimentar un sentimiento de revancha.
En el occidente de Europa, una vez concluida la guerra, se celebró el triunfo de la libertad política y la supremacía de los civiles y ya no de los militares en los gobiernos. Además se emprendieron los trabajos de reconstrucción de carreteras, puentes y puertos y de recuperación de la producción de alimentos.
Muchas familias de campesinos franceses y belgas que vivían cerca de los frentes de batalla vieron destruidas sus tierras y viviendas. La presencia de las tropas había alterado su vida por las constantes entradas y salidas de vehículos militares, patrullas de reconocimiento y espionaje. En cambio, lejos de los frentes, la vida civil no se había modificado tanto, aunque en algunas zonas la producción de alimentos se había reducido e incluso escaseado. También el racionamiento de los combustibles (carbón, madera y petróleo), debido a la necesidad del ejército había disminuido la posibilidad de la calefacción en invierno.

La desintegración de los imperios centrales.
Al finalizar la guerra los Imperios Centrales se desintegraron. En Alemania, el káiser abdicó, se refugió en Holanda y se proclamó una república que no gozó de gran apoyo por parte de la población.
Entre 1919 y 1920 se firmaron varios tratados de paz (Saint- Germain, Neuilly, Trianon y Sèvres), con los cuales se determinó el nuevo mapa de la Europa centroriental y los Balcanes.
Tomando como base la idea de la autodeterminación nacional, impulsada por Wilson, surgieron nuevos Estados nacionales étnico-linguísticos. Estos Estados adoptaron constituciones parlamentarias y reglas capitalistas en sus relaciones económicas. Como coexistían diversas nacionalidades, se prometió proteger los derechos de las minorías y, en especial, de los judíos; pero en el futuro esto no se respetó.
El imperio austro-húngaro se dividió en cuatro naciones: Austria, Hungría, Yugoslavia y Checoslovaquia. Rumania amplió su territorio. Grecia tomó parte de la costa turca. Turquía le cedió a los aliados Armenia, Mesopotamia, Siria y Palestina. Italia se anexionó Trento e Istria.
Al norte, Polonia resurgió con los territorios que dejaron Austria, Rusia y Alemania. Lituania, Letonia, Estonia y Finlandia se independizaron de Rusia.
A propuesta de Wilson, los aliados trataron de crear un cordón sanitario a lo largo de la Europa del Este, compuesto por países anticomunistas, con el fin de aislar al virus rojos del internacionalismo bolchevique e impedir su contagio al resto de Europa.

El nuevo papel de las mujeres.
A fines del siglo XIX las mujeres ya se habían incorporado al mercado laboral en oficinas, tiendas, centrales telefónicas, como enfermeras o en el cuidado de niños y ancianos. Sin embargo, muchas veces sus salarios eran menores que los de los hombres.
Durante la Primera Guerra Mundial, gran cantidad de varones (aproximadamente 20 millones) se alistaron en los ejércitos y dejaron las fábricas, los comercios y las oficinas en manos de mujeres. La mano de obra femenina fue clave para mantener el suministro de alimentos y otros productos de primera necesidad; también para impulsar la industria de la guerra. Además de realizar las tareas domésticas y cuidar a sus hijos, miles de mujeres se dedicaron a la producción de municiones, armas, ropa y utensilios para los soldados, en largas y pesadas jornadas de trabajo.
Las mujeres compartieron el patriotismo y heroísmo, realizaron labores de propaganda e instigaron a sus hijos y maridos a defender sus naciones. Aunque estaban excluidas de la lucha, algunas participaron en la retaguardia o domo enfermeras. La figura de Florence Nightingale se había convertido en un modelo de sacrificio y muchas mujeres se prepararon, aunque de manera rudimentaria, para cuidar a los heridos y auxiliar a los médicos.
Después de la guerra, el descenso de la población masculina y los lisiados provocaron que las mujeres conservaran sus empleos y otras ingresaran masivamente a la producción agrícola y las fábricas.
Como resultado de la Gran Guerra y de la Revolución Rusa, la idea de que las mujeres eran seres débiles, inferiores, irracionales, que carecían de talento y sentido común fue combatida y la población femenina empezó a crear organizaciones de obreras y a participar en política. Las mujeres conquistaron el derecho al voto y la igualdad de derechos civiles frente al hombre en casi todo el mundo.
A lo largo del siglo XX, la incorporación de las mujeres al mundo del trabajo generó una revolución socioeconómica. Las dos guerras mundiales fueron factores importantes de esos cambios porque al participar en la producción de bienes, al enfrentar solas educación de los hijos y ser las únicas responsables de la economía familiar, demandaron mayor libertad y autonomía, participaron en la enseñanza superior y entraron en las universidades.
Después de 1945, las mujeres llegarán a ocupar cargos parlamentarios y como funcionarias públicas. En muchos países el establecimiento del divorcio se reclamará con mayor vigor en la medida en que la dependencia económica de las mujeres hacia los hombres se va superando.
A partir de los años sesenta aparecerán movimientos feministas que lucharán por:
* La formación de una conciencia política y sexual femenina.
* Una mayor presencia pública de las mujeres.
* La despenalización del aborto.
* La liberación de rígidos códigos morales.
* La participación de la mujer en la vida laboral y la defensa de sus derechos.
* La responsabilidad de los hombres en las tareas domésticas y el cuidado de los hijos.

El feminismo es un fenómeno de la clase media que ha producido una revolución moral y cultural y ha transformado las pautas de conducta en la familia y los hogares tradicionales. Sin embargo, no ha alcanzado a las mujeres de los países pobes, donde siguen siendo objeto del maltrato de sus padres y maridos, o a las mujeres con una fuerte tradición religiosa, como la islámica.

PREGUNTAS DE COMPRENSIÓN
1. ¿En qué consistía el Telegrama Zimmermmann?
2. ¿Qué presidente norteamericano proclamó los llamados “14 puntos”? Menciona tres de ellos.
3. ¿Para que fue creada la llamada “Sociedad de Naciones”?
4. ¿En qué consistía el Tratado de Versalles? ¿Cuándo se firmó?
5. ¿En qué naciones se dividió el imperio Austro-Húngaro?
6. Resume brevemente cómo es que las mujeres se integraron al mercado laboral a partir del siglo XX
7. ¿Quién fue Florence Nightingale?